jueves, 21 de marzo de 2013

¿Igualdad de oportunidades o de resultados?

 Las leyes educativas de los últimos años (LGE, LOMCE, LOE) se ha preocupado por llegar a una educación basada en la igualdad de oportunidades: todos los alumnos deben poder acceder a la misma educación sin que se les excluya por razón de raza, sexo, creencia, etc. 

 Pero no es oro todo lo que reluce; la imagen que he subido explica muy bien cómo la realidad difiere de la utopía: todos los alumnos somos educados con el mismo currículo educativo pero esta homogeneidad de partida no implicará jamás una homogeneidad de llegada. El elefante nunca podrá subir a la copa del árbol porque su circunstancia personal se lo va a impedir. Un niño de un entorno socioeconómico bajo (o de barrio marginal, si nos dejamos estar de eufemismos) podrá ir a la misma escuela que un niño de familia bien pero, aunque en el aula se les den las mismas oportunidades, su entorno es diametralmente opuesto y, por ello, sus posibilidades de éxito también.

Debemos plantearnos la igualdad de resultados como complemento (o alternativa) a la igualdad de oportunidades. Con esto quiero decir que todos los agentes educativos (escuela, familias e instituciones) deben hacer un frente común para que desde la escuela se trabaje con valores como la INCLUSIÓN, la IGUALTAD (en la adquisición de competencias), PARTICIPACIÓN (con las mismas ventajas), la IGUALDAD DE DIFERENCIAS (acabar con los currículos hegemónicos) y la UTOPIA (confianza en que esta transformación es posible).






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